viernes, 29 de agosto de 2014

El reloj de la pared va afinando el péndulo para contarle al domingo que ya son las siete. Me extraña saber que cuando el día se está muriendo, y según algunos almanaques, la semana, mi vida empieza a brotar en mis ganas. Empiezo a encenderme en contramano del mundo que me rodea. A todos nos falta los mismo para volver al ruedo, pero a mí el rigor del contrareloj me ilumina, me impulsa, me obliga a vivir lo que me queda.
Momentos de silencio, de imaginar el proyecto de un sueño al que entiendo futuro, sonrío en presente por la vida que me va tocando y me va pidiendo.
Elijo de alguna forma aprovechar esa mecha corta que aparece y enciende de a ratos, portando una magia, como el cambio de hora para un péndulo, que lo vibra al son de una música clásica, uniforme, fría, inconclusa.
Y en esa elección escribo. Escribo por que me gusta. Escribo porque fluyo. Escribo para romper la inerte atracción entre significante a significado, a veces con tanto polvo y telas de araña como las relaciones sin cielos, o las vocaciones sin dueños. Ah, también escribo por eso. Porque no sabía que escribía, y alguna vez por accidente o por la necesidad de alguna fuerza proveniente de algún rincón del universo me despertó. No por azar, sino porque sí. Tan porque sí como el andar del tango en las callecitas de La Boca, el vivir del vino en las peñas folklóricas, o el morir del barrio a las seis de la tarde sin morir todavía.
Y así puedo seguir mencionando incluso con nombre y apellido estas conexiones sin verso, que existen entre cada ser y su sentido de ser. Sentido que algunos asumen desde su desentierro, al que otros nos animamos de a poco a entregarnos, algunos lo abandonan en algún cenicero y otros tantos saludan sin pensar en la posibilidad.
Al mismo tiempo que pienso, cayo, y al mismo tiempo que siento escribo. Percibo. Conecto. Vibro. Me fundo a mi línea. Me entierro en los signos. Invito a los sordos y aliento a todo aquel que en algún reojo sintió el escalofrío de su esencia. Vivió algún instante al unísono del mundo y las leyes del universo. Y le nace escaparse al olvido y a su propia traición.

De repente el silencio me enfrenta a un montón de miedos que también coexisten en mí. Junto con las líneas precedentes y con las que me continuarán. Poco a poco la adrenalina que percibo se amolda más al sonar del péndula marcando la media hora, y se aleja de la intensidad lograda por los siente campanazos de hace un rato. Ya pasó. De a poco se va yendo lo que queda. Y vuelvo a ser tan mortal como antes del principio.

viernes, 19 de julio de 2013

Humedad

Un colectivo desnuda lo frágil del vidrio de la puerta y termina de congelar el calor del aliento. El cielo, áspero, irrita la piel de los sueños hasta lastimar su sutileza para volverla lona, reja, encierro. La idea se empaña debajo de un suspiro de superviencia, detrás de un espejo que no muestra bondad en lo propio. Un desprendimiento baila el hostil alrededor y se cuela por los ecos. Mientras, las venas sólo dejan pasar agua.

viernes, 11 de enero de 2013

Milos

No era el punto al cual pensaba llegar, pero los agujeros en tus patas y los gusanos en el tiempo cambiaron todo. Eran las 6 y ya estabas condenado, estábamos condenados. A ser los verdugos de tu agonía, pero también de tu resistencia.
A partir de que empezamos a levantarnos para irnos, todo era un vivo, consciente, tosco y novato modo de ejercer la perversa disciplina de morir(te). Morir(nos).
Nunca habíamos tardado tanto para atravesar el pasillo que distancia al jardín del auto. Yo era el que te llevaba en brazos, pero todos, éramos los que pisábamos y pesábamos la soledad que venía a la vuelta. No existen las vueltas.
Hablamos en susurros, aunque más desde la intención. Te mandé esos saludos, te pedí perdón, y rogué por la salud de tu alma. Te dí las gracias y también te dije lo que ya sabés. Y te acaricié mucho. Todo. O quizás te seguía pidiendo perdón, y no quería darme cuenta.
Sabías lo que pasaba. Y usaste tu última lucidez para ser hermano. Para serme pleno. Me miraste. Saludaste. Me lamiste. Y ya no pensé en los minutos que habían a la camilla de aluminio, sino en la vida que atravesó uno del otro. Te curaste mi herida. Me tranquilizaste.
Y te fuiste de casa, para estar en todos lados. Y saliste del mundo, porque para crecer, hay que conocer un poco más donde no sabemos.


viernes, 12 de octubre de 2012

Día de la raza

Un día como hoy, nos hace gringos en nuestra ajena tierra propia y establece una confusa intención de emancipación.
Un 12 de Octubre que debería ser 13. Una América que debería ser América. Una reconstrucción de identidad kitsch, sin origen ni final.
El lenguaje desde el cual me pretendo uno más, me vuelve uno menos y legitima la violación.
Un continente se volvió ofrenda para el resto del mundo tenga referencia a la cual volver y desde la cual redimir la humanidad.

jueves, 4 de octubre de 2012

Bajo el mismo cielo

Me desperté y todo era sábanas y paredes abiertas, lejanas, inaudibles. Cuando la soledad no es un modo elegido, cualquier cama es más inmensa y todo silencio sangra los gritos de la rajada humedad interna.
La primer estrella en nuestro día, muestra tu reflejo a pesar del techo, y lo que anda viniendo me esconde las velas que varios ayeres soplan.
La desarticulación se vuelve estado natural a veces, y me divorcia de la naturaleza contextual donde tan acostumbrado estaba a desvanecerme.
En verdad, ni me acordé de mi hora. Todo, hoy, fueron dos minutos. Esos dos minutos entre vos y yo. Los que nos separan como París y nos acercan como el vuelo. Los que nos definen por contornos y nos abrazan como el hueco. Los que nos distancian como el ángel y nos comparten como el cielo.

Feliz cumple,

Iván.


Escrito el día 3 de Octubre de 2012

sábado, 25 de agosto de 2012

Más cerca que si no fuera cierto


Otra vez, otra vez.

Mientras más alto saltaba, más coraje armabas, mejor sonaba tu rima, y una lágrima, tallabas.
Cuando poco aire le quedaba a lo ancho de mi pecho, inflado, grande, mentido, me pateaste el banquito… y sin juicio me moriste al placard. O hicimos de cuenta que.
Más lejos me pateabas y más cerca empecé a sentirme. El tiempo podría llegar a ser aliado, después de tanto disolver colores. Después de tanto mandarme al barro. Aunque después me cobre el alma con la cara de la moneda que nos vio cruzarnos. Que compró los valores que vamos a perder para encontrarnos.
No te creí todo lo que dijiste. Pero tampoco creí lo que no me convenía y era. Te creo lo que quiero, porque es lo que me sirve. Lo que ya no sé si es amablemente cierto. Lo que necesito.

Sangre o derechos, muerte o valor.

En el dogma de tu miedo, muere el aire de la vida. La sangre se vuelve más rosa, y más la tuya aún. No podés dejar la piel secando al sol. No podés mentirme lo que siento de vos hacia mí. No podés controlar lo que siento de vos hacia mí. No podés recortar lo que hay de vos hacia mí. No podés mentir lo que hay de vos hacia mí. O no tanto.*

Salvo que sea un capricho.

No te creo, salvo que sea un capricho.


* Tu historia es tuya y no califica. No conmigo, no por vos. Como si no existiera.

jueves, 16 de agosto de 2012

el amor no es sólo cuerpo... no existe sólo en vida

Un buen hombre y nada más

Quizás lo sentí. Te sentí. No anduvo lo bien que me hubiera gustado la mañana de ayer, pero peor la de hoy. Por ahí te acompañé, o te dí una mano, o sufrí tu herida, o sané tu embargo. Mejor dicho, alguna parte de él.
Experimenté un sabor a nada, después de la sorpresa, después de comenzar la desarticulación que se sufre al perder una referencia de tantas. Experimenté mis expectativas proyectadas en tu vida. Proyecto en todo. Y te juzgué desde lo que yo puedo y quiero ver. Perdoname.
Hay historias que van con vos y no terminaste de contar. Marcelo también se va a ir inconcluso. Se entere o no, no va a poder morirte nada. 
Un muy buen tipo. Eso y nada más. Hoy no importa ser bueno. Ni ser amado. Sólo la alabanza de los que no ves. La alabanza y nada más.
Tu familia te va a sentir. Mary y tu Marcelo. Cabrón, libriano, ajeno y propio. Hijo. Mentido. Embobado. Tuyo. No dejaste nada por entregar a los tuyos. Los amaste por sobre el taxi, la pizza y la perra. Pusiste el ángel que le robaste a los mates amargos como la vida. Vos los tomabas dulce. Yo te decía que no te hacía bien. Y aparte los tomo más tercos. Y aparte tenías que cuidarte. Pero aparte, ya estabas jugando otros juegos.

Gracias,

Iván.

domingo, 12 de agosto de 2012

Desprendimiento

Tengo unos zapatos de taco bajo, pero duro. De esos que duelen un poco el talón y castigan los silencios de la siesta. Hoy no tengo otra cosa. Así que me subo y salgo a andar. A buscar eso que siempre recuerdo y nunca tuve. Eso que perdí sin conocer.
Cuando estoy sólo, es cuando más cerca me siento. Respiro tranquilo. Me siento cálido. Me acurruco en lo más pleno del aire. Y taconeo. Taconeo mucho, crudo, tosco. Taconeo para los faroles de esquina, que me iluminan tenue. Y me hacen sentir sólo. Sólo y desprendido. Más sólo que a nada.
Las calles de adoquines en el bajo Belgrano, tienen más eco que nunca. Y mi tácito modo de extrañarte me desarticula. Me pierde. Me funde a esa falta de identidad que se respira en lo bajo de la soledad. A esa identidad común de los que no tienen causas. De los que no tenemos causas. De los que no ardemos orientados. De los que remachamos el alma. De los que andamos con la sangre diluída.


jueves, 2 de agosto de 2012

No era cosa

Te andabas y venías, bailabas y pasabas, los vidrios se empañaban y la cosa era cosa y poco más.
Pero el tiempo barre, el polvo corre, el aire estanca. Sucede que la cosa tenía vida. Ese sentir tan pastel como adolescente, tan jovial como arrancador, empezó a desplegar una a una, sus mañas. Trituró la parte burra de los besos, lo vagabundo de la ocasión.
Me empujó contra el cielo y me hizo sentir el sabor sin degustar más que ansiedad y miedo.
Y de andar las rosas sin muecas ni espinas, me tengo blando, sin preguntas, sin mis trucos sin el valor que realmente importa.

martes, 24 de julio de 2012

A mi hermana

Hoy me desperté en la alarma y me levanté en tu llamado. Eran las 7 y ya estabas despierta, o mejor dicho, todavía no te habías dormido. Me ofreciste un mate. Lo tomé, y me fui a lavar la cara. Estabas callada, sentada a los pies del cajón. Revolviendo otro velorio.
Me vestí y fui a pedirte otro mate. Todo lo que pasó en ese rato, fue un empujón al tiempo que me distanciaba para irme, para decirte que te quería mucho, para verte llorar, para hacerte reír. Para contarte que tenía confianza en tu vida. Para hacerte sentir que una parte mía se iba con vos y otra se quedaba con la que vos me dejabas. Para abrazarte.
Quizás no te abracé lo suficiente. Vos te fuiste y yo sigo acá... con estos brazos... que caen, sin poder andar,  que se callan sin querer morir.
Me dí cuenta tarde, que te quería más.

martes, 17 de julio de 2012

La zona

El plano donde es lo que no está, pero que se siente. La zona en la que es real.
El estadío donde la materia cuenta poco pero donde un mundo diferente se forja.
La parte en la que la percepción expresa, el cuerpo muta, el aire habla.
El preespacio de la carne, el valdío del sudor.
La zona donde siempre mi abstracción habita.
El suelo del éter, el circo del color.

miércoles, 4 de julio de 2012

aire seco

átomos de una molécula ficticia. de una molécula dibujada, que no es en sí más que una ilusión. como el lazo de esos átomos. en el medio no hay nada. aire seco. aire seco y nada más. más estiro mi mano y más me alejo. muevo y me empujo. me separo, pero quedo más cerca que en el graph. dónde están los nodos? qué murió los lazos?

viernes, 22 de junio de 2012

sangre y mangueras

cuadros en el cuerpo, marcas. no hay sudor, no queda sangre, no hay más sombra. ver al cielo para encontrar clavos. ver al aire y no respirar. ver la vida por pantalla, oír jingles y sólo jingles. más fuertes que la entraña, más claros que el dolor. ser para el miedo sin darme cuenta. morir sin eco el interior. matar para morir más tarde, morir y matar sin dios. ser vacío, ser el alma encerrada, ver luz y soñar un reflejo. pensarlo y morirlo. y todo se sigue ahogando ahí abajo. lo escucho pero no lo veo. lo escucho y mejoro la versión. sólo una versión.

domingo, 8 de abril de 2012

el ciclo

¿cómo se recicla la miseria visible? ¿y la que sabemos y negamos? ¿dónde esconde la materia sus modos prescindibles? ¿cuándo dejaremos de volver? ¿cuándo va a morir el ciclo para derivar en otra forma? ¿a dónde va toda la escoria?

viernes, 6 de abril de 2012

un cuerpo

no veo uno perfecto, no veo uno mejor. moldeo sin fin y absoluto. desplazamiento. desvanecimiento en la ilusión. morir a escondidas, en los interhuecos y sin darse cuenta. miedo. no poder vibrar ni en la voz. imagen. sin formas materiales posibles al querer ser. repugnancia. sólo carne.

lunes, 2 de abril de 2012

volver

miro de lejos y asumo que no puedo salir de este ciclo. que todavía no estoy, pero me saben y yo los sé a ellos. poco entiendo esa rutina tan perversa como imposible de torcer. el ciclo. otra vez. voy cayendo, voy volviendo y algunos me juran el cruce. el cruce que nos toca ahora. a veces tengo la esperanza de no verlos más. pero siempre vuelvo y pocos cambian. no todos conocen el mecanismo. son ignorantes. pero más yo. porque lo sé, y me pierdo en su lógica. sabiendo que la conozco. percibiendo en todas cómo encontrarla.

sábado, 10 de marzo de 2012

intertiempo

Y quedó en ese instante, entre mi fin y tu inicio. En esa tensión entre tiempos, que también es momento, pero no espacio. La pausa no considerada del mundo. En la viñeta sin diálogo, donde quedan atrapados los mensajes carentes de sincronización universal. Donde no hay pero todo termina.

miércoles, 29 de febrero de 2012

premundo

todo era nada y la ansiedad en mi asfixia volaba cada vez más alto y revoltoso nadaba y nadaba volviendo anclas mis brazos y hielo caliente el fluído que encuadraba el espacio ese espacio en ese momento en esa instancia donde soy el sonido puro la vibración sin fuente en proyección infinita el todo en la nada en la superposición de muchas nadas diferentes pero iguales donde nunca fui tan libre donde era pura sustancia absoluto

sábado, 6 de agosto de 2011