Hoy me desperté en la alarma y me levanté en tu llamado. Eran las 7 y ya estabas despierta, o mejor dicho, todavía no te habías dormido. Me ofreciste un mate. Lo tomé, y me fui a lavar la cara. Estabas callada, sentada a los pies del cajón. Revolviendo otro velorio.
Me vestí y fui a pedirte otro mate. Todo lo que pasó en ese rato, fue un empujón al tiempo que me distanciaba para irme, para decirte que te quería mucho, para verte llorar, para hacerte reír. Para contarte que tenía confianza en tu vida. Para hacerte sentir que una parte mía se iba con vos y otra se quedaba con la que vos me dejabas. Para abrazarte.
Quizás no te abracé lo suficiente. Vos te fuiste y yo sigo acá... con estos brazos... que caen, sin poder andar, que se callan sin querer morir.
Me dí cuenta tarde, que te quería más.
Aparece el elemento. Cada sonido deja una huella, un signo se graba en la memoria de materia abstracta y estructura la conexión de la percepción con el elemento a cada vez. Las huellas psíquicas, genuinas, puras, tejen una red unipersonal y dialéctica entre sí que condiciona cada paso dado en el tiempo, coloreado por la ley fundamental y esencial de cada uno de nosotros. La interpretación más libre del universo. La versión más virgen de la esencia humana.
=) Muy lindo.. no es tarde si todavía se puede leer y sobre todo decir.
ResponderEliminarNO HAY QUE PERDER EL TIEMPO!