sábado, 6 de agosto de 2011

sábado, 9 de julio de 2011

Para Juancito

Esta también es una forma de decirte feliz cumpleaños. A un día del 9 de julio y a tantos años de la Independencia nuestra, me pregunto qué es tener una vida heroica, o qué hago yo para experimentar algo así, entendiendo alguna especie de redención en ello.

Estoy seguro que nunca voy a entender qué sintieron los caballeros en esa mesa tan alargada como engañosa, al determinar la ilusión de libertad para los pobladores de ese momento y los millones de habitantes de hoy en día, sin olvidar todas las generaciones que transitaron en el medio. No sé si ellos lo supieron o pudieron percibirlo en la mayor expresión posible. También pienso que se fundieron a un sueño, idea, al mundo que pudieron construir con su vocación. Fueron independencia. Pavada de argumento.

Y así lo heroico ya no se asocia a la hazaña histórica, sino al hacer vocacional. Al ser auténtico. A la vida en su expresión más intensa y menos subestimada. Menos corroída. Poco manipulada.

Quizás me quede grande hablar del 9 de julio, pero no pensé nunca un análisis histórico. Soñé una poesía. Un estímulo a la materia abstracta que nos enciende. Una ilusión que construya mundo, que genere ardor.

Mis mejores deseos para vos, Juancito. Veintidós años no son poca cosa para andar derrochándolos. No te duermas muy seguido, no le creas mucho al miedo y volá sin casco.

Abrazo enorme,

te quiero mucho,

Iván.

domingo, 3 de julio de 2011

Cuánto miedo al tiempo...

sí sólo pudiera vivir ahora...

Cuánta construcción de nada

¿Qué importa si la vida...? ¿Qué traen los después?
Me cuestan entender las costumbres artificiales y los procesos de semi muerte inauténtica que cargan consigo.
Y el precio de no ser parte de las superficies de un no-ser se vuelve alto, aislante, absurdo... un logro, digno de orgullo, que se festeja solo. Y condenado.
¿Cuándo saldremos de vuelta al jardín? Quizás cuando sólo quedemos los dos. O el tiempo. O nada.
Tanto cuesta encarnar la vida... o algún pedazo de sueño... si es que aún recordamos lo bendito de imaginar... si es que todavía resistimos, a lo fácil de escapar.

sábado, 25 de junio de 2011

Demasido temprano

No nacer en el momento indicado del mundo. ¿Cómo leo las letras cuando el plato está vacío?
Sentir se vuelve una decisión arriesgada en un parlamente de acciones sin orientación. Me pregunto cuántos se acuerdan que aún somos personas.
No logro avanzar en entender la posibilidad de desdoblar el corazón en las mil partes iguales que contaminan de mediocridad los besos y el calor.

martes, 14 de junio de 2011

No absorber la duración

Actuar que poco importa cuando el miedo pinta el cielo, jugar a querer ser feliz sin mirar el mundo interno y buscar cualquier atajo, muriendo en prólogos de intentos.
Posponer y desentenderse de los caminos que alinean carne y esencia. Volver al rito sin morir al fuego. Amar la noche, sin sentir el frío. Tener un alma, sin caerse al cielo.

martes, 31 de mayo de 2011

domingo, 24 de abril de 2011

Prólogo

Aparece el elemento. Cada sonido deja una huella, un signo se graba en la memoria de materia abstracta y estructura la conexión de la percepción con dicho elemento a cada vez. Resurge el signo, con un pequeño destello de luz detrás de él, y cada nueva experiencia con el elemento está condenado a la sensibilidad con la que fue recibido, al momento en que fue descubierto.
Las huellas psíquicas, genuinas, puras, tejen una red unipersonal y dialéctica entre sí que condiciona cada paso dado en el tiempo, coloreado por la ley fundamental y esencial de cada uno de nosotros.
La interpretación más libre del universo.
La versión más virgen de la esencia humana.