¿Qué importa si la vida...? ¿Qué traen los después?
Me cuestan entender las costumbres artificiales y los procesos de semi muerte inauténtica que cargan consigo.
Y el precio de no ser parte de las superficies de un no-ser se vuelve alto, aislante, absurdo... un logro, digno de orgullo, que se festeja solo. Y condenado.
¿Cuándo saldremos de vuelta al jardín? Quizás cuando sólo quedemos los dos. O el tiempo. O nada.
Tanto cuesta encarnar la vida... o algún pedazo de sueño... si es que aún recordamos lo bendito de imaginar... si es que todavía resistimos, a lo fácil de escapar.
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