Un día como hoy, nos hace gringos en nuestra ajena tierra propia y establece una confusa intención de emancipación.
Un 12 de Octubre que debería ser 13. Una América que debería ser América. Una reconstrucción de identidad kitsch, sin origen ni final.
El lenguaje desde el cual me pretendo uno más, me vuelve uno menos y legitima la violación.
Un continente se volvió ofrenda para el resto del mundo tenga referencia a la cual volver y desde la cual redimir la humanidad.