Aparece el elemento. Cada sonido deja una huella, un signo se graba en la memoria de materia abstracta y estructura la conexión de la percepción con el elemento a cada vez. Las huellas psíquicas, genuinas, puras, tejen una red unipersonal y dialéctica entre sí que condiciona cada paso dado en el tiempo, coloreado por la ley fundamental y esencial de cada uno de nosotros. La interpretación más libre del universo. La versión más virgen de la esencia humana.
martes, 26 de abril de 2011
domingo, 24 de abril de 2011
Prólogo
Aparece el elemento. Cada sonido deja una huella, un signo se graba en la memoria de materia abstracta y estructura la conexión de la percepción con dicho elemento a cada vez. Resurge el signo, con un pequeño destello de luz detrás de él, y cada nueva experiencia con el elemento está condenado a la sensibilidad con la que fue recibido, al momento en que fue descubierto.
Las huellas psíquicas, genuinas, puras, tejen una red unipersonal y dialéctica entre sí que condiciona cada paso dado en el tiempo, coloreado por la ley fundamental y esencial de cada uno de nosotros.
La interpretación más libre del universo.
La versión más virgen de la esencia humana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)